Es así como se van presentando distintas historias familiares, de inmigrantes provenientes de España, Siria, Polonia, Alemania, Italia y República Checa. En su primera temporada, la serie contempla cinco capítulos, donde cada uno aborda un rubro diferente: panadero – repostero, donde los representantes son Ignacio Campeny, de Pantop, y la familia Kurasz, dueños de Pastelería Condi.

Luego en el rubro textil, la familia Saieg, creadores de la fábrica de hilos Modista, y los Reutter, fundadores de Anilinas Mont Blanc.

En turismo, al sur de Chile, llegaron los Cantergiani, quienes mantienen las tradiciones italianas hasta el día de hoy a través del emporio Montecorone, y la familia Hopperdietzel, quienes reacondicionaron la casa familiar dando origen a la Hostería Alemana en Puyuhuapi.

En el rubro del comercio, las familias Caso, impulsores de la ferretería El Carpintero, y Somalo, dueños del kiosco de confites Caleu.

El rubro del arte tiene como exponente a Amalá Saint Pierre, nieta de Roser Bru, quien ha mantenido el legado de su abuela a través de una obra de teatro sobre la vida y la obra de la artista chilena-catalana, y a la ceramista Ruth Krauskopf, quien aprendió su oficio a partir del modelado del mazapán en la confitería familiar.